El metabolismo es la forma mediante la cual nuestros organismos utilizan los alimentos digeridos para el crecimiento y la obtención de energía. La mayoría de los alimentos consumidos son convertidos en glucosa, la cual es usada como combustible para nuestro organismo, es decir, la glucosa sirve para producir energía. Después de la digestión, la glucosa entra al corriente sanguíneo, lugar en el que se encuentra disponible para ser procesada por las células del cuerpo para el crecimiento y la energía.
El páncreas es un órgano que se sitúa cerca del estómago, y produce una hormona llamada insulina que permite que la glucosa sea transportada al interior de todas las células. La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que consiste en un trastorno del metabolismo, el cual se identifica como la presencia elevada de glucosa en sangre, que puede ser debido a que el organismo no produce insulina o la utiliza de manera inadecuada (resistencia insulínica).
A consecuencia de esta alteración, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo, inunda la orina y sale del organismo en lugar de ser utilizada por las células para producir energía. De esta manera, nuestro cuerpo pierde su principal fuente de energía, aunque la sangre contenga gran cantidad de glucosa.
Las concentraciones de azúcar en sangre varían a lo largo del día. Después de cada comida, las cifras se ven aumentadas, valores que se vuelven a recuperar al cabo de 2 horas. Los valores normales de glucosa se sitúan entre 70 y 110 mg/dl de sangre por la mañana después de una noche de ayuno. Suele darse valores de 110 a 140 mg/dl después de la ingestión de alimentos o líquidos que contengan azúcar u otros hidratos de carbono. Pasadas dos horas después de comer, estas cifras descienden y se sitúan entre 80 y 120 mg/dl. Los valores normales tienden a aumentar ligeramente y de modo progresivo después de los 50 años de edad, sobre todo en las personas que llevan una vida sedentaria.
El páncreas es un órgano que se sitúa cerca del estómago, y produce una hormona llamada insulina que permite que la glucosa sea transportada al interior de todas las células. La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que consiste en un trastorno del metabolismo, el cual se identifica como la presencia elevada de glucosa en sangre, que puede ser debido a que el organismo no produce insulina o la utiliza de manera inadecuada (resistencia insulínica).
A consecuencia de esta alteración, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo, inunda la orina y sale del organismo en lugar de ser utilizada por las células para producir energía. De esta manera, nuestro cuerpo pierde su principal fuente de energía, aunque la sangre contenga gran cantidad de glucosa.
Las concentraciones de azúcar en sangre varían a lo largo del día. Después de cada comida, las cifras se ven aumentadas, valores que se vuelven a recuperar al cabo de 2 horas. Los valores normales de glucosa se sitúan entre 70 y 110 mg/dl de sangre por la mañana después de una noche de ayuno. Suele darse valores de 110 a 140 mg/dl después de la ingestión de alimentos o líquidos que contengan azúcar u otros hidratos de carbono. Pasadas dos horas después de comer, estas cifras descienden y se sitúan entre 80 y 120 mg/dl. Los valores normales tienden a aumentar ligeramente y de modo progresivo después de los 50 años de edad, sobre todo en las personas que llevan una vida sedentaria.
Diabetes mellitus tipo I: esta alteración tiene lugar cuando las células betas presentes en el páncreas son destruidas y no pueden segregar la hormona insulina, por lo que la glucosa no puede ser procesada por nuestro organismo. Este tipo de diabetes se trata de una enfermedad autoinmune, ya que el propio organismo de la persona produce anticuerpos que atacan y destruyen a las células beta. La diabetes tipo I aparece de una forma brusca y en la infancia, por lo que se conoce como diabetes juvenil o insulinodependiente, ya que estos pacientes necesitan tratarse con un tratamiento sustitutorio hormonal durante toda la vida.
Esta patología puede surgir debido a una combinación de factores genéticos y ambientales, no se puede decir la causa concreta que da lugar al comienzo de la enfermedad. La herencia tiene un gran peso junto con factores ambientales, uno de los cuales puede ser la presencia de un virus que ayude a que se desarrolle la diabetes.
Diabetes mellitus tipo II: también se conoce como diabetes no insulinodependiente y se produce por una dificultad en la acción de la insulina debido a la falta de sensibilidad de los tejidos hacia la insulina (insulinorresistencia), o por una secreción insuficiente de la hormona por las células beta. Al aumentar la concentración de glucosa en sangre, también se suele producir la elevación de otros valores, tales como: triglicéridos y colesterol.
Se puede decir que las causas de este tipo de diabetes son parecidas a las que influyen en la insulinodependiente, pero cambia el porcentaje de peso que tienen los factores. Es decir, aquí la herencia tiene importancia, pero sobre todo influyen los factores ambientales, que son factores de riesgo modificables, es decir, que si actuamos sobre ellos se puede prevenir la enfermedad. El sedentarismo, la mala alimentación, el tabaco y la obesidad tienen una gran influencia en la aparición de la diabetes.
Muchas gracias por el dato.
ResponderEliminarHabia leido algo parecido anteriormente en clasificacionde.org. Pero acá lo he reafirmado, muchas gracias.
Buenas, que buen tema de gran interes, he revisado muchos blog para profundizar más, en el blog cerebromedico.com encontre este dato muy interesante y es que A parte de la deshidratación la Diabetes puede generar un problema visión borrosa debido a la formación de Cataratas. El lente ocular toma los nutrientes del humor acuoso. El humor acuoso provee de oxígeno y glucosa al cristalino. Al igual que otras Celulas del cuerpo la Retina y el Cristalino utilizan a la Glucosa como principal fuente de energía. En la membrana del epitelio ciliar se encuentran receptores facilitadores del transporte de Glucosa del tipo GLUT1.
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